Desde que se fueron los chicos a vivir a Mallorca, hemos tenido interés en visitarlos pero hasta hace unos días y sin pensar, de pronto, a lo loco, nos lanzamos y lo hicimos.
Ellos, mi hija Ángela y su marido Eu, decidieron ir a vivir a las islas, a Palma de Mallorca, donde se han adaptado de forma extraordinaria, han comprado un piso y están encantados.
Dicha esa pequeña introducción, me centraré en el viaje en sí, cultural y gastronómico, como todos los que hacemos. En esta ocasión con la agradable compañía de nuestros peques que se han esmerado en hacer una estancia inolvidable y que conozcamos todos los mejores sitios de Palma y alrededores.
A pesar de disponer de suficiente espacio en su casa, donde podríamos estar de maravilla, nosotros somos de hoteles. Hemos pernoctado justo al lado de la catedral, que dicho sea de paso, es una maravilla desde cualquier perspectiva de donde se mire.
Tras dejar las maletas y dar un breve paseo para tomar conciencia de la ciudad, directamente a comer:
Vermutería La Rosa C/ de la Rosa 5 donde degustamos, entre otras cosas, croquetón de txuletón, pulpo a la brasa, tortilla de patatas, torreznos y las cervezas correspondientes.
El postre lo tomamos en Ca'n Joan de S'Aigo, C/ Sanc 10. Ensaimada, gelat, crespell xoco, café... unos dulces de maravilla, francamente exquisitos. Una cafetería de estilo antiguo, donde siempre está repleto y con largas colas para entrar.
El último día desayunamos allí para comprar diferentes ensaimadas y galletas para traer, no sabría decir que estaba más rico. Como cualquier visitante que regresa de Mallorca, lleva la típica caja redonda de ensaimada, que preparan de forma magnífica para que llegue perfecta, nosotros no íbamos a ser menos, aunque la caja la metí en un gran bolso para despistar.
Por la noche estuvimos en Bar España, Can Escursac 12, donde hay que dar el nombre y esperar a que te llamen para poder entrar, esto suele ocurrir en muchos sitios o reservas de antemano, por eso teníamos reservas casi en todos los sitios que fuimos.
Este es un lugar donde puedes degustar multitud de platos pequeños, tipo tapa o pinxos. Rollito de cerdo picante, cojonudo, tumbet, bacalao, veggieburger, solomillo con foie...
El viernes, tras un largo paseo por todo el entorno de la Catedral, desayunamos en el Gran café Cappuccino, es una cadena de hoteles y cafeterías, algo caras pero que había que probar. Desde luego no es un desayuno para referenciar, muy normal, café frío (algo que detesto) y servicio bastante lento.
Pudimos ver el cambio de guardia en la plaza de la catedral, una atracción más para el turista.
Tras visitar el puerto y dar un agradable paseo, hacía un estupendo día, teníamos reserva en Arrocería el Puente C/ Carrer de Monterrey 66, allí degustamos unas vieiras, callos de bacalao, paella de mar y montaña y un delicioso creme broulie, sin contar aperitivos y bebidas.
De este lugar hay que destacar las exquisitez de la comida y la amabilidad del servicio, dos camareros de primera categoría. Especial mención a Paco, granaíno de Campotéjar que lleva toda sus vida allí pero que vuelve de vez en cuando a su tierra. Un hombre con 62 años con una agilidad y una capacidad de trabajo envidiables, y todo ello regado con gran simpatía y cariño. Es de los lugares a los que hay que volver.
El sábado fuimos a Valldemossa, a pocos km. de Palma, un pueblo de estilo medieval en la sierra de Tramontana, pueblo donde vivió Chopin, casa museo que se puede visitar.
Declarado Patrimonio de la Humanidad, es un lindo valle rodeado de montañas y calas como Deià, Banyalbufar en el valle de Sóller.
Compramos un par de ensaimadas y una coca de patata, riquísimos, aunque no dimos buena cuenta hasta la noche en el hotel.
Antes teníamos una cita en el mirador de Sa Foradada, magnífico mirador desde donde se ven unas vistas impresionantes y una puesta de sol de las más bonitas, esto tendremos que comprobarlo en otras ocasión, quizás más llegado el verano.
Después en el Restaurante Can Costa, carretera Deia Km.2.5 Valldemossa, un precioso lugar como un molino antiguo, siempre concurrido y aún más en los veranos por su magnífico entorno y lo agradable que resulta pasar la tarde por allí.
En el restaurante degustamos tumbet (especie de pisto con patatas), calabacín relleno, croquetas mixtas, picaña angus, rodaballo, secreto ibérico y tarta de avellana, comida regada con vino de la tierra Macia Batle crianza. Una comida de calidad y muy rica.
Tomamos un café en la plaza de Sóller donde pasa un tren turístico procedente de Palma, la iglesia, la plaza y el ayuntamiento muy bonitos. Calles estrechas típicas, con muchos naranjos en su valle.
Ese día dimos descanso a nuestros peques, fue un día muy intenso y mi hija embarazada ya no podía más, aunque quería. Nos dimos una vuelta mi marido y yo. Paseo por el casco antiguo y descubrimos Quina Creu C/.Corderia 24, argentino, costillas de cerdo en salsa agridulce, pirámide de verduras, chorizo criollo, cervecitas y paseo por la plaza donde estaban de fiestas y había un estupendo conjunto de música, más bien instrumental y con mucho espectáculo, estaba lleno.
El domingo desayuno en Arabay, buenas tostadas variadas y café rico. Visitamos Alcudia, con el puerto y las murallas, finalmente comimos en Pollensa Restaurante Celler El Molí C/ Carrer Pare Vives 74, Menú de Domingo, arroz de marisco, lubina con patatas, asaduras de cordero. Buena calidad y cantidad, lo rige un francés que lleva muchos años allí y que trabaja la cocina española perfectamente. Por último visita a la ermita en lo alto del monte, El Calvari.
La última noche no podíamos irnos sin visitar Bar Mónaco, por el significado familiar que tiene ese nombre. El bar de mi suegro, que regentó muchos años, es su recuerdo y memoria.
Nada que ver uno con el otro, sólo el nombre. Pudimos probar unas tapas de pulpo en salsa, tortilla de patatas, pica pica, pilotes y pulga de sobrasada, muy mallorquín.
El lunes que regresábamos a Granada sobre las 16'30h. dimos un paseo matinal, con buen desayuno. Este día llovía para despedirnos. Hicimos algunas compras, la típica flor de sal tan famosa, las ensaimadas, unos quesos típicos, sobrasada picante, en el mercado Pere Garau. Al parecer los lunes cierran muchos restaurantes y queríamos estar en la zona donde viven mis niños para que fuese más fácil llegar al aeropuerto. Al final dado el día lluvioso y la premura, compramos pollo asado con patatas y algo más para comer, descansar y marchar camino al aeropuerto.
Un viaje precioso, una estancia muy agradable y arrepentida de no haber ido mucho antes pero convencida de volver pronto.
P.D.- Dos días después de nuestro regreso hubo una gran nevada en la Sierra de Tramontana y los alrededores, donde habíamos estado visitando, cosa poco habitual, nos libramos por los pelos, aunque hubiese resultado precioso.
- Queda pendiente para la próxima visita unas recomendaciones para visitar:
El Cruce restaurante Manacor, al lado Perlas Majórica
S'Hostal restaurante Montuiri (Pa amb oli)
Es Celler de Petra restaurante Petra
Puerto Adriano
Lluc
Playa de Muri y La Calobra
Es trenc y Cala Ratjada
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