Una escapadita para visitar Cuenca y Albacete, en "amigos de paradores", para este tema dedicaré un comentario entero que lo merece.
El Parador de Cuenca está enclavado en un lugar privilegiado, monumental como el resto del entorno. Cuenca es patrimonio de la Humanidad por el gran conjunto monumental que la compone. Las cuestas impresionantes para bajar o subir a la parte nueva o casco histórico de la ciudad. La ciudad se arraiga entre montañas, conserva su recinto amurallado y partes de castillos medievales. Las famosas casas colgantes sujetas a la roca calcárea con madera, restauradas y bien conservadas. La plaza mayor, la Catedral donde se ven los distintos estilos predominando el gótico con reminicencias románicas. El barrio de San Martín. El puente de hierro y madera que atraviesa el rio Júcar y Huécar. Los famosos rascacielos de Cuenca.
Una auténtica maravilla tanto viendo de un lado como del otro, el conjunto resulta impresionante de día, y de noche iluminado aún más.
Referente a la gastronomía, podemos probar su típico zarajo, morteruelo, aunque no es de mis platos favoritos, hay que probarlo. El buen queso manchego, más o menos curado. Postre como el Alajú, y algún otro. Lugares recomendables hay muchos pero no da tiempo a ir a todos. Nos decantamos por "La Ponderosa" dado que era la hora de comer y nos pillaba muy a mano, totalmente recomendado. Lo cierto es que nuestra gastronomía no tiene límites ni parangón, cualquier sitio se come bien en este querido país.
Lo de Albacete es posible que haya que repetirlo para ver todo cuanto se quedó en el tintero. Dedicar algo más de tiempo y hacer parada y fonda en un hotel cercano.
De cualquier foma, como siempre digo y hago, nuestros viajes son fugaces, ver lo justo e indispensable y comer a tutiplen, eso si que si, con nuestros indispensables amigos de viajes (Alicia y Paco), con los que compartimos más de un momento y con quienes pasamos ratos muy agradables.
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