Desde que estamos con el dichoso Coronavirus, hace un año que comenzó la pesadilla, todo ha cambiado y no precisamente para bien. Nuestra vida ha dado un giro donde hemos tenido que ir adaptándonos a una extraña normalidad. Todo lo que nos rodea se ha visto alterado y modificado, en el día a día, en las cosas habituales y necesarias para nuestra vida. La forma de demostrar el cariño, de tratarnos, vernos y comportarnos.
Mas aún con celebraciones de cualquier índole. En esta ocasión me refiero concretamente a las jubilaciones, han pasado a un "stand by" hasta ver el desarrollo de esta terrible pandemia.
Hemos tenido muchas y bonitas despedidas de compañeros para su último adíós de su vida laboral, quedarse con un lindo recuerdo, ese detalle, esa reunión de todas las personas con las que se han compartido tantos momentos. Entrar en la nueva etapa dejando atrás muchas cosas pero llevándose el cariño, la amistad o simplemente la sonrisa de ese compañero al que ha tenido durante una larga vida laboral.
Ahora todos los que se van jubilando deben quedar en espera de esa celebración, la que se merecen, la que quizás pasado el tiempo pueda hacerse,o quizás nunca llegue el momento esperado quedando en el olvido.
Pensaremos en positivo y esperaremos que pueda hacerse una buena despedida conjunta, de todos los que hasta ahora se han jubilado sin más, como Lola, Adela, Pilar, Mariluz y yo misma, más las que en breve también se irán.
Mientras todo pasa y podamos volver, a eso que llaman, nueva normalidad, estaremos disfrutando de nuestra merecida jubilación con la ilusión de vernos, abrazarnos y despedirnos como siempre hemos hecho.
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