Dificultad: media
Ingredientes para un bizcocho, unas 8 porciones
- 120 gr de harina de fuerza
- 6 huevos grandes
- 70 ml de aceite (30 ml de oliva v.e. y el resto de girasol)
- 70 ml de leche
- pizca de sal
- 60 gr de azúcar
- 1 sobre de azúcar avainillada
- 1/2 cucharada pequeña de aroma de vainilla
- pizca de ralladura de limón
Elaboración
Calentar el aceite un poco, puede ser en el microondas. Colocar el aceite en un bol grande e incorporar la harina tamizada moviendo hasta que quede una pasta uniforme y sin grumos.
Precalentar el horno 10 minutos a unos 160º. Separar claras y yemas. Mientras, seguimos con el preparado de la masa, incorporar en el bol, sal, leche, aroma de vainilla y yemas una a una. Moviendo hasta que el color se unifica y queda sin grumos, antes de añadir la siguiente yema, así hasta completar.
Montar las claras a punto de nieve. Primero se montan y luego se incorpora parte del azúcar y cuando esté bien compacta se echa el resto de azúcar y la avainillada. Echar la ralladura de limón y mover cuidadosamente para que no bajen las claras.
Se van incorporando las claras al preparado en varias veces. Una parte hasta conseguir integrar y unificar el color, siempre con movimientos envolventes de abajo arriba, así hasta terminar de completar todo.
Poner este preparado en el molde donde vamos a hornear, forrado previamente con papel de hornear y echando el contenido. Dar unos golpecitos sobre la encimera para asentar y con un palillo mover sobre la superficie para romper las burbujas que puedan quedar.
Debemos colocar el recipiente dentro de otro de mayor tamaño con base de agua caliente que cubra un par de dedos del molde del bizcocho para introducir ambos en el horno y dejar durante 1'30 h.
Comprobar con un palillo que el bizcocho queda seco por dentro pero con movimiento. Esto hace que quede un bizcocho muy jugoso y bien cuajado.
Retirar del horno y cuando esté un poco atemperado retirar del molde con la ayuda del papel de hornear y colocar en una fuente donde vamos a dejar que se enfríe.
Es típico de la cultuna nipona aunque hay quien dice que el origen fue a través de un pan de Castilla que llevaron los portuguesas a Japón y allí derivó en este delicioso bizcocho, francamente suave y esponjoso.
Lo realemente importante y con lo que debemos quedarnos es la cantidad de preparados que podemos hacer basándonos en la gastronomía mundial, tanto con lo original como con nuevas modificaciones e innovaciones vamos consiguiendo una amplísima e inagotable forma de degustar cosas nuevas y sensacionales, sin olvidar nuestras tradiciones.
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