En un principio la boda eclesiástica sería en el mismo lugar de la celebración, por eso eligieron ese lugar, para hacer todo en el mismo sitio sin tener que hacer traslados. En la pequeña capilla del Cortijo de la Marquesa, pero ahí, no permiten celebrar bodas eclesiasticas, a pesar de haber asegurado que sí.
Tras un tira y afloja con curas de aquí y allí, había que solicitar permiso especial al arzobispo, que seguramente no nos daría...
Por cercanía a la celebración, deciden casarse en el Convento de las Mercedarias, en la Zubia, un lugar donde viven, a modo de residencia, unas 50 monjas mayores. Permiten eventos para tener algunos ingresos extras. Un lugar, muy bonito y agradable con una linda capilla y unos extraordinarios jardines para hacerse fotos y tomar una limonada.
Todo iba bien hasta pasado el confinamiento, un mes antes de la boda fuimos a confirmar con las monjas que no había ningún problema en dicha celebración, nos comentaron que se podían casar en la fecha prevista, con las medidas de seguridad exigidas y controlando.
Volvimos 6 días antes para ver cuando podíamos ir para adornar la iglesia y el exterior de la misma, y ya las cosas habian cambiado. Tras un momento de gran mosqueo, por mi parte, seguido de intento de convencimiento y súplicas, con mediación de mis hijas, permitían 20 personas en la iglesia y 10 fuera. Sin fotos por los jardines, sin limonada, sin florituras y marchándonos nada más terminar el enlace eclesiastico.
Me hago cargo de su miedo por el covid, ya que la más joven tiene 85 años, a pesar de no tener ningún contacto con ellas puesto que su residencia queda al margen de la Iglesia y las zonas que podríamos utilizar. Esa Iglesia solo la utilizan para bodas, bautizos, etc. Su actitud no me gustó, su falta de consideración, pero lo peor fue no avisar de su cambio de parecer, que no avisen con tiempo para decir semejante novedad.
Por si no es poco el estrés de ver que cada vez asistirá menos gente a la boda, ahora... clasifica quien va y quien no al acto sacramental. Sin muchos paños calientes, nos recomendaron que nos fuésemos a nuestra parroquia... ellos que vienen de Cádiz a casarse a Granada, de donde es mi hija y a 6 dias del enlace. Yo que he estado en colegio de monjas toda mi niñez y en Mercedarias precisamente... sin palabras.
Comentando al párroco de la Zubia, D. Antonio, que sería quien celebrase la misa en el convento, les ofertó a la pareja que lo hicieran en la propia del pueblo "Ntra Sra. de la Asunción". Allí podríamos entrar todos manteniendo el espacio de seguridad, hay una bonita plaza para la salida de los novios. Asi que decidieron que mejor alli.
Nos dieron todas las facilidades posibles para adornar y preparar lo que quisiéramos el día antes. Con lo cual todo resultó fenomenal.
Solo siento que el Padre Antonio se cayese unos días antes y no pudo oficiar la misa, siendo el padre Rinaldo quién la llevo a cabo, muy competente y agradable también.
Muchas gracias a ambos y a su parroquia por hacer posible que la boda de Gonzalo y Beatriz se pudiera realizar por la iglesia como querían sin más contratiempos. Mereció la pena el cambio y siempre agradecida a su generosidad.
¡Rascar el bolsillo no cuesta cuando merece la pena!
P.D.
Espero que se mejore Padre Antonio y todo vaya bien, muchas gracias por ser tan competente y facilitar las cosas.
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