Todo comenzó cuando mi hija me dijo que quería uno de los peluches que hay en el dormitorio para ponerlos como soporte de puerta. Rápidamente pensé que metiendo algo que pese para que no se mueva la puerta aunque haga corriente, sería genial.
Todos los peluchitos que encontré en el dormitorio de las niñas, algunos hasta con etiqueta, los abrí por la parte baja y le fui metiendo lo que tenía a mi alcance, arroz, lentejas, sal, tierra. Eso sí, en bolsa de plástico para que no se fuese a salir en caso de rotura o descosido. Pues ya tiene para elegir peluches y puertas para colocar. A mí cuando me da por algo... hasta agotar existencias. Ya hay varios adjudicados.
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