El pasado puente nos fuimos de viaje a Salamanca, mi marido, su hermano Norbe y mujer Ana. Los cuatro íbamos a ver a su hija, nuestra sobrina Alicia que trabaja en el Hospital. Una preciosa chica que a pesar de su juventud es médico.
Lógicamente mis cuñados van con relativa frecuencia a ver a su hija y en esta ocasión nosotros los hemos acompañando para aprovechar la visita a Ali, y recordar la ciudad de Salamanca, era el momento de volver a esa bonita ciudad donde hacía muchísimo tiempo que no íbamos.
De Salamanca sólo se puede decir que toda ella es un monumento, cada rincón por donde caminas no te deja indiferente.
Es recogida y céntrica. No solo es monumental sino que han tenido a bien respetar y guardar la armonía en todos su edificios tanto nuevos como rehabilitados. Nada desentona, nada te deja impasible.
Vimos todo cuanto pudimos en esos días como La Plaza Mayor, La Casa de las Conchas, La Catedral Nueva (estilo barroco-gótico, de mayor tamaño) y La Catedral Vieja (estilo románico-gótico), ambas comunicadas, donde destaca la majestuosidad, grandeza e impresionante estilo arquitectónico. Durante la visita puedes escuchar una buena explicación de todas sus salas, habitáculos, arquitectura, obras, capillas, coro, construcción, etc. Impresiona ver los enormes muros agrietadas por el terremoto de Portugal.
Una visita imprescindible para decir que has estado en Salamanca. Incluso nos atrevimos a subir al torreón del campanario, con unos peldaños extraordinariamente altos, escalera estrecha de caracol donde resulta imposible acceder dos personas al mismo tiempo. Costó pero lo logramos, especialmente Ana y yo, dos campeonas, hasta lo alto. Las vistas merecieron el esfuerzo, lástima que chispeaba y deslucía un poco.
La Universidad, el puente Romano, La Iglesia de San Esteban, convento de los Dominicos, predominando su estilo gótico, estaba frente al hotel NH donde nos hospedamos disfrutando de su vista a la entrada y salida del hotel.
Culturalmente habría mucho que decir de todos sus monumentos pero mejor una guía informativa en la Oficina de turismo donde van a indicar lo más destacado. No hay que perderse y disfrutar de todos sus rincones.
Referente a la gastronomía, nada que objetar de sus jamones y embutidos, la cuna de los famosos "Joselitos", me atrevería a decir que los mejores de los mejores. Puede degustarse un rico jamón en el desayuno, de aperitivo, de entrante, etc. no faltó en ningún momento un plato de jamón y lomo de bellota, coppa Joselito y queso... extraordinario.
Hemos podido probar carnes, ricos preparados, ensaladas y postres magníficos. Hay muchos lugares donde degustar buenas viandas y vinos como: Bordadores (el jueves noche), La cocina de Toño (viernes mediodía), a la noche en Lili Coook, sábado mediodía Vallejo, (éste no convenció mucho, el cordero lechal algo duro y el
servicio no muy exquisito), por la noche Clavel 8.
Gracias a mi sobrina que hizo las reservas de todos los sitios para no tener problemas dado que la ciudad estaba a tope de turismo y visitantes. Una buena selección de lugares, muy acertado.
El Mercado Central, también hay que visitarlo y si es posible comprar algo no perecedero, como las judías que me he traído y que espero salgan magníficas.
Un fin de semana muy bien aprovechado donde hemos disfrutado y pasado genial. De paso también quiero decir que hemos conocido al novio de Alicia, Javi, un chico estupendo, agradable, simpático, ¡muy majo!, una linda pareja.
Con Javi tenemos una deuda pendiente cuando venga por Granada para llevarlo a algunos sitios típicos y de barra, que es lo que le gusta a mi marido, jajaja.
Por cierto aprovechando que era la semana del cerdo ibérico, y había cantidad de preparados entorno a eso, probé la lengua frita y debo reconocer que estaba buena. A pesar de gustarme la cocina y tener un blog, hay muchas cosas aún que son tabú para mi paladar, pero cada día admito probar más las cosas y no al rechazo.
Por cierto aprovechando que era la semana del cerdo ibérico, y había cantidad de preparados entorno a eso, probé la lengua frita y debo reconocer que estaba buena. A pesar de gustarme la cocina y tener un blog, hay muchas cosas aún que son tabú para mi paladar, pero cada día admito probar más las cosas y no al rechazo.
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