"Pacientes programados para intervenirse de cadera reciben información y recomendaciones a través de talleres. La Unidad de Aparato Locomotor del Hospital Virgen de la Victoria organiza estos encuentros para reducir el estrés de estos enfermos antes de operarse y ayudar a agilizar su recuperación"
Cuando llego a mi trabajo, al abrir el correo aparecen los últimos hechos relevantes realizados en los hospitales de Andalucía, entre otras cosas. Normalmente, no presto mucha atención a ello y solo lo veo por encima.
Este artículo me llamó la atención por lo que a mí me concierne. Es información muy interesante porque yo estoy en lista de espera desde hace unos días para una operación de cadera.
A diferencia de esta magnífica iniciativa, en los Hospitales de Granada, que ya tenemos dos, pero que dejan mucho que desear ambos, NO se preocupan de nada.
Me sorprendió que los médicos que atienden la mayoría de la consultas, y especialmente las urgencias, son gente joven, de los 30-35 hacia abajo. Me pregunto donde están los veteranos, a qué menesteres se dedican, o simplemente ha coincidido.
Bueno eso es otro tema. A mí nadie me ha informado de mi próxima operación, cuando sea, ni las posibles, nada... El miedo y el estrés se han apoderado de mí y los dolores lejos de menguar, han crecido debido a la incertidumbre y el desconocimiento.
Para mí es la 2ª operación de cadera, y la experiencia, en este caso NO es un grado. Como ya se sabe lo que se viene encima, es aún peor. Y más cuando son dos y no sabes las limitaciones que van a acontecer, ni el grado de movilidad, ni como va a cambiar tu calidad de vida, y un largo etc.
Sería maravilloso saber que hay alguien que se preocupa de ti y quiere informar y ayudar en todo lo preciso, sentir que no estás solo en un inmenso Hospital de gente que no conoces y a la que tampoco le importas.
Es muy frustrante ver que te dan un montón de papeles para rellenar y no más información que las consecuencias que pueden surgir en una operación, con el único objetivo de firmar papeles y poder curarse en salud.
Estoy segura que con tantas reuniones como hacen diariamente, podían dedicar un mínimo tiempo a estos menesteres tan gratificantes para el enfermo y seguramente también para los buenos profesionales, los que se preocupan de curar y reconfortar al usuario, el enfermo. Ese ser indefenso que pone lo más preciado del mundo en las manos del gran desconocido de turno, ¡la vida!
Este artículo me llamó la atención por lo que a mí me concierne. Es información muy interesante porque yo estoy en lista de espera desde hace unos días para una operación de cadera.
A diferencia de esta magnífica iniciativa, en los Hospitales de Granada, que ya tenemos dos, pero que dejan mucho que desear ambos, NO se preocupan de nada.
Me sorprendió que los médicos que atienden la mayoría de la consultas, y especialmente las urgencias, son gente joven, de los 30-35 hacia abajo. Me pregunto donde están los veteranos, a qué menesteres se dedican, o simplemente ha coincidido.
Bueno eso es otro tema. A mí nadie me ha informado de mi próxima operación, cuando sea, ni las posibles, nada... El miedo y el estrés se han apoderado de mí y los dolores lejos de menguar, han crecido debido a la incertidumbre y el desconocimiento.
Para mí es la 2ª operación de cadera, y la experiencia, en este caso NO es un grado. Como ya se sabe lo que se viene encima, es aún peor. Y más cuando son dos y no sabes las limitaciones que van a acontecer, ni el grado de movilidad, ni como va a cambiar tu calidad de vida, y un largo etc.
Sería maravilloso saber que hay alguien que se preocupa de ti y quiere informar y ayudar en todo lo preciso, sentir que no estás solo en un inmenso Hospital de gente que no conoces y a la que tampoco le importas.
Es muy frustrante ver que te dan un montón de papeles para rellenar y no más información que las consecuencias que pueden surgir en una operación, con el único objetivo de firmar papeles y poder curarse en salud.
Estoy segura que con tantas reuniones como hacen diariamente, podían dedicar un mínimo tiempo a estos menesteres tan gratificantes para el enfermo y seguramente también para los buenos profesionales, los que se preocupan de curar y reconfortar al usuario, el enfermo. Ese ser indefenso que pone lo más preciado del mundo en las manos del gran desconocido de turno, ¡la vida!
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