El pasado martes pasamos el día en Las Alpujarrras, concretamente en Trevélez donde solemos hacer visita obligada casi todos los veranos.
Lo cierto es que la carretera resulta algo pesadilla o quizás sean los años. Mucha curva hasta terminar en el pueblo donde se respira aire puro y un rico olor a jamón por todos sus rincones.
Había bastante turismo, diría que más que bastante. Paseo a lo alto del pueblo para ver unas buenas vistas desde lo más alto. Andando por una larga e interminable cuesta que luego hubo que bajar, lógicamente, por callejuelas muy empinadas para ir recortando camino. No se que fue peor si los recortes en el paseo, la subida o la bajada. Particularmente no estoy para tanto trote.
Para comer y degustar un buen plato de jamón y las viandas que se tercien, recomendaré que os adentréis en las zonas del pueblo menos transitadas. Nosotros cometimos el error de quedarnos en la plaza principal que estaba bien repleta de gente.
Al conocer los lugares de años anteriores como Restaurante González y Restaurante Joaquín, queriendo rememorar los lugares visitados en tantas ocasiones, nos dimos cuenta que han cambiado las cosas mucho y está todo muy masificado y enfocado al turismo en general ¡No muy interesante!
Lo único destacable es ver como trabajan a destajo, sirven rápido y no ponen pegas a lo que digas. La calidad muy normal. Demasiado lejos para eso.
Ahora bien para quien no conoce este maravilloso pueblo, merece la pena hacer esta subida y pasar un magnífico día en uno de los pueblos más altos, a la espalda de Sierra Nevada. Y una piscina original en el río Trevélez.
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