En nuestro barrio se encuentra la pizzería Boccalino, lugar al que vamos con bastante frecuencia, se come bien y la cerveza está fresquita.
Actualmente la gestionan tres socios, uno de ellos que fue quien la inauguró, ya está jubilado, quedando dos, uno atiende barra y mesas, y el otro en cocina. Hasta aquí todo normal, tan normal como parece la gente hasta que demuestra que no lo es tanto.
Para ser jefe hay que saber serlo, no todo el mundo sirve para ser "un BUEN jefe". Como no quiero hablar más de lo que sé o puedo imaginar, me voy a centrar en un empleado de dicha pizzería que al parecer deja de trabajar por fuerzas mayores debido a desavenencias con uno de los dueños, es decir uno de los jefes.
Hace un par de días cuando fuimos a tomar una cerveza y una pizza, mi marido y yo, nos encontramos con la triste noticia que el empleado al que me refería, Alberto, era el último día que allí trabajaba. Realmente nos sentó muy mal dicha noticia, porque llevas viendo toda la vida a una persona a la que no reparas más de la cuenta pero sí notas su ausencia.
Te duele cuando sabes que nunca hay suficiente motivo para dejar escapar a una buena persona y un excelente trabajador. Este chico, Alberto, es un trabajador incansable, atento, eficiente, al tanto de todo, agradable, lo mismo atiende la barra que la terraza o comedor, no se le escapa ni mijita para agradar en todo momento al cliente. Siempre funcionando a tope. Tras 14 o 15 años trabajando en esa empresa, se ve abocado a marcharse por malos entendidos o porque los desencuentros con ciertas personas no le compensan en su día a día.
No es la primera vez que esto ocurre porque ya hace algún tiempo una chica que andaba en la cocina, también muy eficiente, siempre visto desde fuera, salió de allí escaldada. Algo extraño ocurre con el Jefe de cocina ¿qué pasa? o quizás hay terceras personas más influyentes de la cuenta. Estupendos trabajadores se van por razones que solo ellos saben pero que dan que pensar.
Volviendo a nuestro entrañable camarero, Alberto, estaba triste por su partida, como es lógico y algo alicaído pero quiero decirte, que sé positivamente que vas a comenzar una nueva etapa y donde quiera que sea te van a saber apreciar y valorar en la justa medida que te mereces. Tú lo vales, seguro que tendrás mucho éxito y nosotros vamos a ir donde estés a tomar una rica cerveza contigo.
Si algún día me decido a montar un negocio serías el encargado del mismo porque confío plenamente en tu buen hacer.
No saben bien aún lo que han perdido en la pizzería Boccalino al permitir que te marches. Cuando alguien merece la pena hay que dar la cara por esa persona y conseguir que permanezca a tu lado pese a todo. No todos saben luchar por quien lo merece.
Solo me queda decirte que ¡Ánimo! Seguro que vas a mejorar y donde estés triunfarás, eso le pasa solo a la buena gente. Un beso Alberto
P.D.
Yo, con mi Jefe y compañeros, tras 30 años juntos durante muchas horas diarias, hemos tenidos alti-bajos, desavenencias y conflictos que se han resuelto tras los primeros momentos tensos, se habla, se razona y se marcan los límites que nadie debe traspasar. Todo ha funcionado estupendamente y nos queremos y apreciamos tras tantos años de trabajo juntos. Esto es lo que define al ser humano, a las personas, las buenas personas ¡Humildad!
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