Tras mi operación de cadera, el médico dijo que la recuperación sería andando simplemente. Yo le dije que para agilizar iba a hacer una rehabilitación particular ya que no me la facilitaba a través del seguro.
Mi amiga que había tenido una buena experiencia en Asisa me la recomendó, hasta la persona por la que debería interesarme para ello.
Sin prolongar el tema más de lo que se merece, debo decir que tras pagar 15 sesiones, sólo asistí a 10 y casi a regañadientes. No era lo que esperaba. Prácticamente ignorada y haciendo escasos ejercicios sin saber si estaban bien o mal y dos días en semana 8-10 minutos de una atención personalizada. Deficiente. Me devolvieron el resto de días que no asistí.
Quiero decir que aún habiendo algún personal agradable y atento en el Hospital Inmaculada, no puedo decir que sea de lo mejor, antes sí pero ha cambiado bastante y solo para mejorar el aspecto hospitalario.
La atención telefónica es deplorable, una centralita donde resulta imposible contactar con alguien que no sea para cita.
Hace poco mi marido tuvo un accidente de bici y cuando hubo que solicitar una asistencia a domicilio para las curas fue penoso. Un enfermero al que tuve que proporcionarle todo el material para dicha cura, lo hizo peor que si fuese un crío jugando a los médicos, y me llamó la atención que las manos se las lavase después de la cura y no antes, dado que no utilizó guantes. Cuando fuimos por urgencias para seguir las curas, una de las veces no terminamos de salir del edificio cuando todo el vendaje se había caído.
Hay muchas cosas que deben mejorar bastante, menos mal que al menos algún personal si es profesional y funciona bien, solo tienes que tener la suerte que ese día te atiendan alguno de ellos.
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