Visitar Sanlúcar siempre es un placer, lo hemos venido haciendo casi todos los años últimamente. Ahora, con más motivo teníamos que ir ya que mi hija está este año allí de profesora. A ver como y donde estaba instalada, su piso en fotos estaba muy bien, en vivo y en directo pudimos comprobar que también.
Visitamos el centro, la zona alta, bajo de guía, en fin el pueblo en general. Todo genial donde estuviésemos. Como ya lo conocemos de ocasiones anteriores, nos centraremos en los lugares emblemáticos de viandas y el trayecto en sí.
Comer es un placer, como suelen decir, y es cierto. Las tortitas de camarones de Balbino, el pulpo en La Cigarrera, las papas aliñas de Barbiana y el siempre acierto de pasar por Casa Bigote, langostinos, acedías, atún, y un largo etc. de cosas de calidad y frescas.
Pero haciendo referencia al viaje, desastroso por el tiempo. La gota fría la llevamos nosotros por donde íbamos y la trajimos de vuelta.
Cogiendo la ruta por Campillo y los pueblos blancos, el agua caía nada más salir de Granada, durante todo el trayecto y a manta, era dificultoso ver la carretera. Más tarde, tras nuestro paso todo había quedado inundado y lamentablemente, con un bombero muerto, muy triste, qué puedo decir al respecto, yo que soy madre de bombero.
El regreso lo hicimos por la autovía A92 y no con mucho más éxito. Lloviendo igual de copioso y la carretera cortada en varios tramos, tras casi 2 horas de retención en Osuna y obligados a dar la vuelta por donde veníamos, comimos para hacer tiempo a ver si la cosa mejoraba porque la opción de ruta alternativa no era nada buena. Finalmente pasamos aprovechando el rato que abrieron , porque se vieron obligados a cerrar nuevamente al cabo de un tiempo.
Toda una odisea que más tarde pudimos ver en la televisión y darnos cuenta del peligro que habíamos corrido de lo que no fuimos conscientes hasta esos momentos. Los destrozos que ha ocasionado semejante aluvión de lluvia, son innumerables, el más importante la tragedia de ese bombero que Dios tenga en su gloria.
Está claro que no volvemos a viajar hasta que no pongan sol, sol, sol por todos lados.
La estancia genial y mi hija encantada de pasar un fin de semana con los papis, en la que ahora es, su zona.
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