Situado en la esquina de Pedro Antonio de Alarcón con Cristo de Medinaceli, acudimos a degustar unos famosos calamares, receta de la zona de Almería. Una compañera me recomendó el sitio precisamente por la mencionada receta, que es originaria de un pueblo de Almería, de donde es su marido. Yo la tengo en mi blog y ciertamente merecía la pena probarla.
El lugar está bien, la cervezas, como en muchos sitios, en copa grande y por tanto en poco se calienta.
No me gustan esas cervezas gigantescas, soy más de caña corta y vaso frío, pero eso es casi milagroso cuando lo ponen en algún bar, que los hay por supuesto y son dignos de nombrar.
No me gustan esas cervezas gigantescas, soy más de caña corta y vaso frío, pero eso es casi milagroso cuando lo ponen en algún bar, que los hay por supuesto y son dignos de nombrar.
Pedimos los calamares, más bien el calamar, grande, bien presentado y muy bueno, pero tuvimos que esperar unos 40 minutos a que lo sirvieran. Lentos pero lentos lentos para todo.
No se puede regentar un negocio con barra, comedor y terraza con solo dos personas. Una sra. en la cocina y un hombre para el resto, matrimonio... pero eso no puede funcionar por bien que se coma. En muchas ocasiones es preferible que la ganancia sea menor y el servicio sea bueno, la clientela se vaya satisfecha, porque volverán seguramente.
De otra forma, es muy posible que tarde o temprano se vean obligados a cerrar el negocio. No es ser exigente en la atención pero todo tiene un limite. Es posible que vuelva en otra ocasión para poder comprobar si la atención es mas ágil.
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