Los sindicatos están muy contentos, firman una serie de acuerdos de los que ya disfrutábamos hace muchísimo tiempo, hasta que nos obligaron a apretar el cinturón y nos quitaron todos esos derechos, por los que habíamos luchado muchos años para conseguirlos. Nadie nos regaló nada voluntariamente. Hubo que estar mano a mano, trabajador-sindicato hasta conseguirlo. Cuando los sindicatos estaban al servicio del trabajador. Cuando nos amparaban frente al gigante empresario.
De un plumazo nos quitan gran parte de lo conseguido y ahora quieren hacernos ver que nos dan... ¡qué buena noticia! Pero sólo nos prometen devolver parte de lo quitado. Es el mejor momento para ello, somos muchos y las nuevas elecciones están al caer. Quizás luego vuelvan a apretarnos el cinturón de cualquier otra manera, o donde dije digo, digo diego.
Estoy tan contenta como cuando aparece algún objeto perdido, pero que está muy deteriorado por el paso del tiempo o mal uso. Así me encuentro, tras los años que llevamos con el cincho tan prieto que no se puede respirar. Perdiendo tiempo, dinero y en muchos casos salud, sí salud por el estrés que nos está generando esta situación.
Mucho trabajo a repartir entre menos personal, más horas, más años, jubilaciones que asume el resto de plantilla, plantilla con una cierta edad, etc. Y debo estar contenta porque me prometen devolver parte de lo que me quitaron. Pues que puedo decir más que ¡Gracias!
Ya nos colarán otra más gorda tarde o temprano, somos una mina para ello.
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