Ayer nos comunicaban la mala noticia de una muerte anunciada pero no por ello menos dolorosa. Susana, una mujer con treinta y pocos años, hija de una prima de mi marido a la que se la ha llevado un cáncer, esta terrible y maldita enfermedad, una enfermedad que se lleva a tantísima gente sin control ni consideración. Cuando la muerte llega a quien cumple su ciclo, es más admisible pero cuando sorprende a mitad del camino, nunca estaremos preparados. Aunque personalmente no la conocía, lo he sentido mucho porque conozco a sus padres, Marisa y Jorge, y a sus tíos, personas muy encantadoras, que desgraciadamente coincidimos más de una vez en este santo lugar. Incluso Juan Manuel, otro primo, ha comentado que podíamos hacer una comida de todos los primos y familiares, que somos muchísimos, para poder vernos fuera de este penoso entorno del camposanto. Creo que sería acertado hacerlo, porque estos acontecimientos se pueden organizar y gestionar, ya que los otros se presentan sin esperarlos y sin poder posponerlos.
Esta pérdida es algo que nunca se podrá superar, la muerte de un hijo es algo para lo que nunca vamos a estar preparados. Un fuerte abrazo a sus padres, esposo, hijo y demás familiares.
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