Nuestro querido CUCO

Anteayer se fue nuestra querida mascota, el Cuco un lindo Bulldog Francés que ha convivido como uno más de la familia durante 11 años.

El perro era de mi hija Beatriz, pero desde sus inicios ha permanecido con nosotros, en la casa familiar desde entonces.

De hecho estaba tan feliz y a gusto en casa que si en alguna ocasión lo dejábamos al cuidado de cualquiera de mis hijos, se estresaba bastante en otro lugar y tenían ellos que venir a cuidarlo aquí.

Ha sido un perro muy mimoso, cariñoso, y al que le gustaba mucho que lo sobeteasen y acariciasen. Hasta el punto que por las tardes demandaba su rato de atención personalizada para que le acariciase un buen rato. Aunque también tenía su carácter que en alguna ocasión lo mostraba, pero no mas allá de un gruñido o llamada de atención para que no lo molestasen. Pasaba de cualquier otro perro siempre que no lo incordiaran, ahora si cogía un juguete había que darlo por perdido, porque ya no lo iba a soltar, muy cabezón.

Nosotros hemos pasado momentos muy felices con él, nos ha acompañado todos los veranos a la playa y hemos disfrutado de paseos a la orilla del mar con su pelota, casi más grande que él pero a la que sabía coger para que nadie se la quitase.

Especialmente mi marido ha sido quien se hizo cargo de sacarlo todas las veces necesarias. Hasta sus últimos días en que había que sacarlo cada 2-3 horas día y noche para que hiciera pipí.

Ha tenido cuanto ha necesitado, nunca hemos escatimado nada para él y puedo asegurar que ha sido bastante, dado que era un perro algo delicado, las visitas al veterinario han sido más de las que nos hubiese gustado. Operación, antibióticos por una u otra razón y finalmente un diagnostico hace dos años de la enfermedad de Cushing. Su pienso especial y cantidad de medicinas nada baratas.

Al principio tomaba su medicación y como era un glotón lo engañábamos con cualquier cosa golosa, tres clases de pastillas, gotas para los ojos, etc. Pero desde hace dos meses se negó a comer nada que no fuese su pienso y por supuesto ninguna pastilla. Intentamos de todas las formas posibles y no había manera.

Se ha ido deteriorando hasta el último mes que iba en picado. Más de una vez me he enfadado porque se meaba en casa continuamente, a veces no daba tiempo a bajarlo. Solo dormir y deambular, no veía casi nada y estaba bastante mal. Esto lo hemos visto y vivido mi marido y yo que estábamos con él. Especialmente mi marido que ha tenido un sin vivir con bajar al perro a la calle aunque el no quería ya moverse.

Todos hemos pasado un mal trago con esta situación y por ver como se va apagando y recuerdas la energía que tenía, las carreras, los juegos... Muy triste.

El mejor recuerdo que nos queda es haber disfrutado tantos años de este querido animal y saber que su vida ha sido plena y feliz.

¡Siempre te recordaremos CUCO!