Este lugar está situado en los bajos comerciales de la urbanización a espaldas de la calle Arabial, lindando con el río Genil. En sus primeros inicios lo regentaban unos primos de mi marido, dedicados siempre a la hostelería. Después pasó por varios dueños hasta llegar a los que actualmente lo llevan.
El pasado año, estuvimos tomando un flamenquín que resultó interesante por lo original del plato, estaba relleno de carne picada, bastante grande y bueno. La cerveza normal, fresca.
Este año quisimos ir a probar uno de esos flamenquines con mi hija, pero la sorpresa surge cuando nos dicen que dentro no funciona el aire, es decir que no lo van a poner. Atienden en la terraza sin más. Nosotros que somos de barra principalmente, y con los días de calor, se estaba mejor con aire acondicionado, que en la terraza. Pues NO, ahorran en aire.
Lo triste del asunto es incluso para ellos mismos, el personal que debe trabajar y encima estar sudando, no me parece higiénico ni saludable para nadie.
Se secan el sudor con las manos con las que luego sirven los platos. Por lo que nos fuimos con las ganas de tomar algo a otro sitio más fresquito.
Lo de ahorrarse el aire pasa en muchos sitios, últimamente hay muchos bares que pasan de poner el aire y se limitan a estar sudando mientras atienden. Realmente, me pregunto si merece la pena dicho ahorro.
Se secan el sudor con las manos con las que luego sirven los platos. Por lo que nos fuimos con las ganas de tomar algo a otro sitio más fresquito.
Lo de ahorrarse el aire pasa en muchos sitios, últimamente hay muchos bares que pasan de poner el aire y se limitan a estar sudando mientras atienden. Realmente, me pregunto si merece la pena dicho ahorro.
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