Hace un par de días que andábamos por la costa y decidimos acercarnos por la noche a Salobreña, a un sitio que me habían recomendado y a ver que tal se tapeaba por la zona. He de decir que en Salobreña hay bastante gente que llena terrazas de cantidad de bares y restaurantes que hay en la playa, y que lo de tapear se olvida, porque lo que realmente funciona es sentarse a cenar o tapear pero en las terrazas. A nosotros que somos de barra nos resultó bastante penoso el hacerlo.
Empezamos en el restaurante el Peñón, que tenía un trío instrumental tocando en directo, muy bien por cierto, música clásica bastante agradable, pero en cuanto a la cerveza, grande y caliente, acompañada de unos tristes boquerones en vinagre, que espero por mi bien se hubiesen congelado reglamentariamente para evitar el anisakis, han reducido barra y el ambiente dentro era sumamente cálido, bochornoso, no pudimos terminar la consumición por el calor, y lo que rodeaba la barra algo sucio y descuidado, era tarde y había mucho ajetreo, espero que por las mañanas esté más cuidado.
Seguimos en El Chanquete, que ha cambiado de dueño al parecer, nada que ver con el que había hace años que funcionaba en calidad de pescados y mariscos bastante bien, y donde cenamos en varias ocasiones y muy acertadamente. En esta ocasión puedo decir que dentro no tenían el aire puesto o muy bajo, hacía un calor terrible, se piensan que estando cerca del mar es suficiente para estar fresquito, y esos días precisamente han sido de los más calurosos del mes de agosto. Las cervezas lo mismo de siempre, grandes y calientes, aunque las copas las mantenían en agua fría, al estilo de Sevilla, pero al ser tan grande se calienta rápido, y después de mucho rato y a demanda, nos pusieron unas potas rebozadas, pero tan duras que se salía cada cosa por un sitio, imposible comerlas, si ya la tapa es penosa para que vas a pedir una ración, no te quedan ganas.
Seguimos en La Fábrica, sitio que nos había recomendado un seguidor en mi blog y por lo que decidí pasar por Salobreña. Un sitio nuevo, no muy grande, donde pedimos unos croquetones de ibérico que estaban buenos, así como los mejillones al vapor. Pero hay un pequeño problema con la insonorización del recinto, porque era tremendo el retumbe que había con las personas que estábamos dentro al hablar y reír.
Sinceramente no importa ir de vez en cuando por esta zona aunque más bien a cenar, pero creo que se sigue haciendo mejor en la parte de Motril.
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