Aunque este verano he pasado por la playa casi de refilón, solo 4 noches, he tenido tiempo para visitar los lugares de todos los años y alguno nuevo. En este bar de siempre, El Ramblero, el acontecimiento estriba en que el principal protagonista se ha jubilado, y aunque suele merodear y controlar lo que allí se cuece, ya no es él quien corta el jamón y las raciones, ahora es su cuñado que antes ni se acercaba al embutido. Lo importante es que a pesar de tener una corta variedad en tapas, son todas ricas, la cocinera afina bastante en lo que hace, sin ningún tipo de florituras, las cosas de siempre y que gustan a todos. No se le escapa ni una tapa y sirven unos platos de jamón, queso o embutido extraordinarios, adecuados y en un precio bastante justo. La pena es que las berenjenas no se puedan pedir en raciones y que la cerveza no este muy fría, pero seguiremos visitando este emblemático lugar en el centro de Motril, un bar sencillo limpio y de siempre.
Verano 2014
Nuevamente visitando este negocio donde comprobamos que todo sigue igual o mejor. Se incorporó a la plantilla uno de los hijos de Antonio. Este año en el tiempo pasado en la playa hemos visitado bastantes veces este negocio, sencillamente porque nos gusta. La pena es que mis hijos que querían conocerlo han tenido la desgracia de intentarlo en varias ocasiones en sábado, y al parecer ese día cierran, que pena no haberlo sabido. Bueno ya los llevaremos nosotros en otra ocasión.
Especial mención a la cocinera que tiene buena mano en sus puntuales platos, sencillos pero ricos y felicitarla porque no he visto nunca una cocina tan, tan, tan limpia como esa, parece que la estrenara cada día, al igual que cazuelas y sartenes o como el resto del local, está todo inmaculado.
Aquí no tendría nada que hacer el chef Alberto Chicote, pero que no se preocupe porque no se quedaría sin trabajo porque hay otros locales que ¡madre mía!, son para nota.
Verano 2014
Nuevamente visitando este negocio donde comprobamos que todo sigue igual o mejor. Se incorporó a la plantilla uno de los hijos de Antonio. Este año en el tiempo pasado en la playa hemos visitado bastantes veces este negocio, sencillamente porque nos gusta. La pena es que mis hijos que querían conocerlo han tenido la desgracia de intentarlo en varias ocasiones en sábado, y al parecer ese día cierran, que pena no haberlo sabido. Bueno ya los llevaremos nosotros en otra ocasión.
Especial mención a la cocinera que tiene buena mano en sus puntuales platos, sencillos pero ricos y felicitarla porque no he visto nunca una cocina tan, tan, tan limpia como esa, parece que la estrenara cada día, al igual que cazuelas y sartenes o como el resto del local, está todo inmaculado.
Aquí no tendría nada que hacer el chef Alberto Chicote, pero que no se preocupe porque no se quedaría sin trabajo porque hay otros locales que ¡madre mía!, son para nota.
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