![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1coib7IB0Ho29nXmRZ6w_JDm1KD87PjUfZlz7SLXaTJsKMku-x0XkTTTYgLOKvmxIOf2esQUHZcpFyB3R1NM6s0yEwvTIFZivHFYFDvUG5O5jk-uBKBc-rbx6uvnnt77uAcqjg4ozH-o/s320/bichos.JPG)
El kéfir es una combinación de bacterias probióticas, levaduras, lípidos y proteínas. Sus gránulos son de aspecto blanquecino, gelatinoso y blando. Hay de varios tipos como de agua, leche o té. Cada uno tiene su propio proceso de fermentación.
Hace mucho tiempo tuve el de leche con un sabor algo ácido semejante a un yogur natural. Ahora tengo el de agua que es más fácil de mantener y preparar. Tiene un sabor parecido a la sidra natural, algo más suave. Se prepara con agua mineral, o hervida, 1/2 limón, azúcar blanca o morena, 1 higo, 1 dátil, y alguna que otra fruta que nos dé un mejor sabor.
Este producto no se compra en ningún comercio, normalmente se regalan unos gránulos listos para que sean tratados y preparados para tomar esa bebida diariamente. A mí me los proporcionó una compañera del hospital, Concha. Es un magnífico aliado gastrointestinal, ayuda a mantener la flora intestinal saludable, es antiinflamatorio, antibacteriano, tiene propiedades antibióticas, ideal para enfermedades de la piel, minerales y un largo etc. Aconsejo que indaguéis y os documentéis sobre este producto y os decidáis a tomar diariamente esta bebida.
No pensemos que nos va a curar de ninguna enfermedad pero sí puede aliviar, en mucho, los síntomas, al menos no va a ser malo para el organismo, todo lo contrario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario