Unos compañeros de trabajo me dijeron que esta patata era la mejor que habían probado. Y mi amiga Maruja que es de Priego lo corroboró. Lógicamente quise ver personalmente hasta que punto era cierto.
Son patatas fritas en aceite de oliva v.e. con sal rosa del Himalaya, embolsadas al vacío de manera que no se rompan. No se venden en cualquier sitio, pero donde lo hacen, la patata es cara, cara. Un paquete pequeño de unos 150 gr me costó 3.35€. Concretamente en una tienda de productos gourmet de Calvo-Sotelo (Granada).
Es una patata que hay que probar para poder justificarlas, son finas y sutiles. No pueden engullirse como cualquier otra bolsa de patatas. Esta hay que comerla como aperitivo saboreando y degustando.
Merece la pena, ya lo creo. Pero para batallar hay otras que están también muy aceptables como Martín o Maribel, y alguna que otra más y más asequible. Qué pena que todo lo bueno siempre sea caro. Aunque eso sí que nos lo podemos permitir de vez en cuando. Pero cuidado que engordan bastante tanto unas como otras, así que con moderación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario