Es triste ver como la gente que conoces nos va dejando, sobre todo si su ida no es lo que debería considerarse normal, el ciclo perfecto: nacer, vivir y morir. Cuando nos arrebatan a nuestro familiar, amigo, conocido, una enfermedad o accidente sin estar preparado es algo que cuesta mucho asimilar. Nunca vamos a estar preparados para afrontar la muerte ni nuestra ni de los que nos rodean por muy asumido que tengamos que estamos de paso en esta vida, no, no estamos preparados.
Hace unos días me enteré de una compañera de muchos años, enfermera que trabajaba en la unidad de Medicina Preventiva y que la conocía desde que entré a trabajar hace casi 34 años, la vi no hace más de unos meses y me dijo que estaba en tratamiento de quimio, pero su aspecto era inmejorable por lo que cuando me dijeron que había muerto fue una sorpresa, mi padre también reflejaba un aspecto inmejorable cuando se fue a pasar unas navidades con mi hermana y no llegó a pasar más de 4 días cuando falleció, su enfermedad sí fue larga y penosa pero tenía esa mejoría que parece ser algo irreal para caer en picado. He perdido muchos seres queridos que no han llegado a completar su ciclo.
Hoy el padre de un famoso ha muerto llegando al final de su camino, tranquilo sin dolor, como si fuese una noche más que se va a dormir, feliz. Aunque sea triste es satisfactorio ver que uno se va cuando llega su momento sin más, como deberíamos irnos todos. Mi sentir para todos los que no están.
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