Ayer entre en una nueva década que espero completar, al menos sobrellevándola como estoy. La apariencia externa es mejor que la interna porque algunas veces pienso que por dentro cumplo de manera más rápida, ando descompensada.
Ayer fue un buen día, como no. En el trabajo comimos un par de tartas que llevé, la de chocolate se terminó bastante antes, ¡qué tendrá el chocolate que engancha y a todos gusta! Mi regalo, genial, me gustó mucho y lo llevaré siempre, estupendo, y un montón de piropos que siempre es de agradecer llegando a la edad en que somos algo invisible, aunque no para quien nos quiere realmente, y eso es lo que importa.
En casa, sorpresa, sorpresa, habíamos quedado en hacer una comida familiar el viernes y al final me encontré con un almuerzo magnífico, con mi marido y mis tres pollitos, con los que no contaba, me engañaron gratamente. Los regalos estupendos, y uno en espera para más adelante. Lo mejor, poder disfrutar de todos ellos.
No tengo queja de haber llegado a mis 60 primaveras, veranos, inviernos y otoños, con lo que soy y tengo. Me encuentro satisfecha y feliz. Que podría estar algo mejor internamente, pues sí, pero como suelen decir que "mujer enferma mujer eterna", espero que no sea para tanto, pero que pueda ir llevando mis asuntos de la mejor manera, con ganas de vivir y disfrutar de todo y todos los que me rodean.
Gracias a cuantos se han acordado de mí y me han felicitado, porque sé que ocupo un pequeño rinconcillo en su corazón y eso me vale. ¡Muchas gracias y besos!
Cualquiera que necesite algo de mí, que esté en mi mano, que sólo dependa de mí, puede contar automáticamente con ello, darlo por hecho. Pero si depende de una 2ª o 3ª persona, lo intentaré cuanto pueda pero nada puedo garantizar. No todos estamos siempre dispuestos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario