Quería hacer un recetario para mis hijos, que pudiesen ver y hacer las comidas que han conocido desde siempre, pero me animaron a hacerlo en un blog donde no solo ellos pudieran tener acceso. No cocino sólo porque hay que comer sino porque me gusta y disfruto haciéndolo. Quiero que mi cocina sea la más sana posible, basada en la dieta mediterránea. Siempre estoy abierta a cualquier innovación, propuesta o consejo. Además aprovecho este blog para hablar de otros temas del día a día.

jueves, 18 de diciembre de 2014

De comida en el Restaurante Mariquilla

Estas comidas navideñas están cada día más en auge. Lo que realmente se valora es pasar un buen rato entre buenos amigos y compañeros. En la tradicional comida de empresa que se hace por estas fechas, nos hemos decantado por el Restaurante Mariquilla. Estábamos un grupo reducido de 10 y nos pareció apropiado el entorno. El precio 35€ el menú, ni mucho ni poco, normal, como muy normal fue la comida, yo diría que hasta algo mediocre. Unos entrantes de lo más corriente, de los que te puedes encontrar en cualquier restaurante baratungui, una ensalada insulsa con unas gambas congeladas de sabor insípido, casi desagradable la textura que mejor haberlas evitado, una simple lata de atún es más sabrosa, aunque se vanaglorian de tener pescados frescos del día y productos de primera para la elaboración de sus platos.
Y no preguntes nada porque la prepotencia está tan al día como los ingredientes con los que se cocinan, de la mejor calidad, que por algo se encontraba allí el importantísimo premio nacional de gastronomía, D. Pablo Amate, ahí es nada. No se puede bajar la guardia para que te mantengan en el escalafón, aunque dando comida y escuchando un rato de berborrea, el estatus lo tienes asegurado. Y siento diferir con el Sr. Amate que opina todo lo contario a mí y pone el restaurante a un nivel alto. No todos tenemos los mismos gustos ya se ve. 
Hacía mucho tiempo que no iba a dicho restaurante del cual guardaba un buen recuerdo pero en esta ocasión no lo ha sido tanto, quizás porque en estas fechas donde todos los sitios se llenan, los platos se hacen con antelación en la mayoría de los casos, y nos vamos a comer todo porque lo que realmente importa es el rato de asueto que se pasa, más que lo que se come en sí. Al menos para nosotras con esto nos quedamos.
P.D. Pasamos bastante frío mientras comimos ya que para aligerar el ambiente se ven obligados a refrigerar de vez en cuando. ¡Madre mía...!

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