La madre de mi marido, es decir, mi suegra, nos dejó el pasado día 8 de marzo del 2013 a los 92 años, su adiós fue rápido, rodeada de su familia, a una edad prudente y sin padecer enfermedad digna de mención, creo que la vida para todo el mundo debería ser igual, crecer, vivir y morir, sin grandes dolores, enfermedades o miserias, todos igual, pero, quizás Dios quiera poner a prueba en este mundo terrenal a algunas personas y tenga reservado algo mejor cuando nos vayamos, esto queda por verse. Un adiós a un ser querido siempre es doloroso y deja un vacío difícil de llenar, pero a pesar de todo la vida continua y los que siguen vivos a nuestro alrededor nos necesitan, en esta ocasión queda el consuelo de saber que se ha ido sin ruido, sin sufrir y por tanto nosotros tan poco hemos sufrido viviendo una larga agonía, pensemos que es ley de vida y la vida es esto. Adiós y para siempre quedarás en el recuerdo de los tuyos. Sé que mi marido tardará en aceptar este hecho. Un beso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario